Dormí muy bien en el pórtico de la escuela de Ustaritz, me desperté a las ocho de la mañana y cuando estaba recogiendo apareció un chaval que sorprendido de verme allí me dijo que no se podía estar ahi. Le contesté que ya me iba y comencé mi segunda etapa, con destino a Urdazubi (Urdax).
Desayuné en una cafetería, alli también hablaban perfectamente en euskera y eso me alegró el día, una alegría que sentiría una y otra vez al divisar los paisajes, salvo en los momentos en los que tenía la sensación de estar perdido por no encontrar la flecha amarilla que indicaba el camino a seguir. Pasé por Zuraide y comencé el ascenso de un monte con destino a Ainhoa.
Todo fue bien… hasta que me perdí. Pregunté a una mujer que salía de su casa si quedaba mucho para llegar a Ainhoa. Me dijo que una hora y media pero su hija que estaba al lado dijo que podían ser dos o tres horas… me desmoralicé bastante pero seguí adelante. Una hora mas tarde, de tanto subir estaba agotado, con poco agua, poca comida, bajo un sol abrasador y en una zona de helechos sin ninguna sombra en la que pararme a descansar a gusto. Estaba exausto y tenía que hacer algo para descansar, asi que monté una pequeña sombrilla con la esterilla y me tumbé poniendo la cabeza a la sombra. Cerré los ojos, estaría unos 15 minutos así, no más y cuando los abrí me di un susto impresionante! había cinco buitres volando en círculo justo encima mio! me puse hipernervioso, si me hubiera quedado dormido seguro que hubieran acabado al lado mio! recogí todo y aunque todavía estaba cansado y perdido seguí montaña arriba hasta que encontré una sombra mejor sin los buitres a la vista. Descansé y segui hacia arriba, preocupadisimo por el calor y mi escasez de agua y comida, pero tuve la suerte de que en la cima había unos pastores con caballos que también hablaban euskera y me dijeron que siguiendo el camino que me indicaban, en 15 minutos vería Ainhoa y me sería fácil seguir el camino sin perderme. A partir de ahí hice todo el camino mucho más tranquilo hasta que llegue a las dos de la tarde a Ainhoa y me tiré en un parque ha descansar un buen rato. Comí en abundancia, era comida ligera y me dió suficiente fuerza para seguir con el camino, pasando por Dantxarinea y llegar a Urdazubi.
Esta vez no me perdí en el camino y veía las flechas con bastante frecuencia, asi que disfrute mucho con los paisajes del camino rumbo Baztan. Al llegar a Urdazubi me encontré posiblemente el pueblo más bonito que he visto en mi vida. No es que haya muchas cosas en Urdazubi pero me encantó y guardo un recuerdo maravilloso de Urdazubi. Hay un monasterio muy grande reformado que ahora sirve de albergue de peregrinos, llamando al teléfono que había en la puerta me puse en contacto con la encargada del albergue, una mujer muy muy simpatica que me dio todas las comodidades, me dio mi credencial de peregrino y allí me quedé yo solo en un monasterio con muchísima historia, recién reformado, para mi solo. Me sentía como un rey, me duché y me eché a dormir tan feliz.